26 diciembre 2008

¡¡Mmm, qué rico!!

En esta Navidad no podía faltar un rico menú sobre nuestra mesa. Hubo romeritos con camarones, bacalao, ensalada de manzana y un rico postre de limón. Yo colaboré con dos pavos que compré a un precio de risa. Los dos por 60 pesos! Cierto, tenían una forma muy extraña, y no se le encontró por ninguna parte la pechuga, pero bueno, la carne estaba muy buena y por ese precio, pues cómo negarse...

10 diciembre 2008

Comezón maldita!

Un relatito más. Este trata sobre un hombre que un buen día, sin más, asesinó a su madre luego de propinarle 30 martillazos en la cabeza. ¿El motivo? Una comezón insoportable en sus manos que sólo se calmaba cuando las bañaba en sangre. Tsss...

30 noviembre 2008

28 noviembre 2008

Yo paso sin ver...

No pos sí...

Perdón pero sigo con lo mismo: la idiotizante belleza de Evan Rachel Wood. Ahora les comparto una imagen que me sugirió mi amigo Enrique...

26 noviembre 2008

¡¡¡Un chorro de emoción!!!

Les presumo mi nueva gorra de Alarma! (original, por supuesto) que se otorga únicamente a colaboradores distinguidos de aquel semanario... No está demás aclarar que no está en venta, definitivamente no.

24 noviembre 2008

Mi soldaderita

Nomás para que se den un quemón de mi buen ojo, je.

18 noviembre 2008

Mi hermano gemelo...

No, no soy yo. Es mi hermano gemelo. Vive en una comunidad en Zacatecas y se llama Ezequiel Quijano. ¿Que por qué no es Aguilar? No me pregunten que tampoco yo lo sé. Le gusta ver televisión (¡está frente a ella más de 12 horas diarias!) mientras come boquerones enchilados (puede jambarse hasta dos kilos en un día). En la foto —en la que por cierto aparece con mi camisa— estaba jugando con mi cámara. Nunca había visto una y estaba anonadado con su reflejo, que no el mio. Dice que piensa venir a la ciudad de México para asistir a una de sus grandes pasiones: la lucha libre, acaso nuestra única coincidencia... Por lo demás somos bastante diferentes: tiene esposa, hijos y un auto. En cambio, nunca ha ido al cine ni ha oído hablar de la posibilidad de que exista vida inteligente en otros planetas. Mucho menos sabe qué diablos es un iPod ni supo qué era un Walkman. Lo extraño es que desde hace años colecciona cassettes sin saber que hay que meterlos en una cajita para que toquen.

¡Todos a jugar Xiao xiao!

Para que no digan, al final de la página les puse un jueguito bastante divertido. La primera prueba consiste en derribar una torre, pero ¡cuidado! puede ser muy peligroso. Funciona con la barra espaciadora. Después vienen otras dos pruebas, pero esas descúbranlas ustedes mismos. ¡Suerte!

16 noviembre 2008

Ahora les presentó una fotografía de mi abuelo Demetrio.

13 noviembre 2008

La tercera es la vencida

Adivinaron, otra vez yo. Esta vez sin rasguños ni camaritas de espía. La tomé apenas la semana pasada. Creo que en está imagen me veo mejor que en las anteriores... Como jodo con estas fotos ¿verdad?

11 noviembre 2008

Otra vez yo...

Yo de nueva cuenta, ya sin rasguños, tratando de capturar con mi cámara de espía a unos amantes en plena acción. No les había dicho, pero en mis ratos libres soy investigador privado...

Mi retrato

Aquí una fotito mía para todos aquellos que leen este blog sin conocerme. Me la tomé hace unos días, después de agarrarme a madrazos con un chingado gato. Él ganó, pero luego de una semana hubo justicia, le apliqué el mouriñazo: le amarré las patas con cinta canela, le prendí fuego y ya cuando comenzaba a arder bonito, lo arrojé desde un quinto piso... ¡Voló muy bien, como los grandes! Después quedó hecho una plasta irreconocible que fue imposible despegar del pavimento. Falso que los gatos tengan siete vidas...

30 octubre 2008

...

Cada día que pasa todo es más brumoso, más gris. Cada día más distantes aunque realmente nunca ha sido diferente. Pero ¿y luego? ¿Así nada más? No quiero más días como estos... Seguro podrá haber un punto intermedio, algo rescatable... por las muchas coincidencias y similitudes.

27 octubre 2008

¡El hombre que no podía morir!

Juan Carlos Aguilar García
Lo intentó todo pero fue inútil. Sé que es difícil de creer, pero nada de lo que hizo lo puso realmente al borde de la muerte. Al contrario, se sentía perfectamente bien, se diría que hasta reconfortado, aunque su lamentable apariencia —todo un guiñapo— indicara otra cosa.
No miento cuando afirmo que cada corte, cada herida que se hacía en su cuerpo, más que conducirlo a la anhelada muerte, lo reanimaba y lo ponía como nuevo, listo para la siguiente lesión. Como si su organismo redoblara esfuerzos y dejara mejor que antes los tejidos afectados.
Por lo menos internamente, estaba mejor que nunca.
Por supuesto que esto lo entendió luego de muchas horas de fallidos intentos por suicidarse. Al principio, confiado en que el fin vendría casi inmediatamente, probó una opción tan sencilla como contundente: rebanarse las muñecas con una filosa navaja.
Fue un corte profundo, seco. Sintió un fuerte dolor y la sangre comenzó a brotar a borbotones. Por algunos minutos todo fue verdaderamente aparatoso. Comenzó a debilitarse. Se recostó y entonces sí que sintió la muerte cerca... hasta que de pronto, inexplicablemente, ¡¡el sangrado se detuvo!!
A través del corte podía ver claramente sus huesos y ligamentos, pero ni una sola gota de sangre. Era grotesco ver cómo sus manos, que apenas se sostenían por un pequeño trozo de piel, conservaban su movilidad y fuerza. El corte fue tan profundo, que si hubiera empujado la palma hacía atrás, los dedos hubieran tocado fácilmente su brazo.
Desesperado, buscó un cuchillo para cercenarse el cuello. Con su mano colgante —que aún conservaba su color rosado y uñas impecables— segueteó una y otra vez hasta que comenzó a sentir su cabeza floja, sin control sobre sí misma. De pronto, sus ojos estaban mirando el techo y, un segundo después, ¡ya observaban el espejo que estaba justo detrás de él!
Se observó de cabeza, con la tráquea asomándole sobre sus hombros. De la enorme herida surgió una sustancia viscosa combinada con algo que parecía carne molida. Esta vez ni sangre hubo.
¿Qué ocurría con él? ¿Acaso no podía morir? “No, eso es imposible”, pensó. Sin embargo, su imagen reflejada en el espejo, con una cabeza unida apenas por la piel de la nuca, le confirmaba lo contrario.
Luego de hacer algunos movimientos para lograr regresar la cabeza a su lugar, realizó varios intentos para acabar con su vida. Primero se encajó un desarmador en el pecho y luego se rebanó el estómago. Lo único que consiguió fue sentir su corazón rozagante y poner fin a su insoportable gastritis.
Como si fueran pañoletas de mago, comenzó a sacar poco a poco sus intestinos, el riñón, los pulmones y el corazón. Quedó completamente vacío y de paso curado de sus problemas cardiacos y pulmonares; también desapareció el hambre.
Fuera de sí, optó por cortar su cuerpo por la mitad: adiós piernas y virilidad. Con la mano derecha cortó el brazo izquierdo, a la altura del hombro; el brazo restante logró desprenderlo luego de golpearlo repetidamente contra el suelo.
Nada sirvió. Ahora no era otra cosa que el hombre-tronco más sano del mundo. De lejos, hubiera sido confundido con un lindo bebé...
Ahí, tendido en medio de su habitación, con pedazos de humanidad regados por todas partes, comprendió su fatal destino: ¡era inmortal! ¡El hombre que no podía morir!
Las heridas comenzaron a cicatrizar a una velocidad increíble. En cuanto al lugar donde debería estar su estómago, ahora sólo había un enorme hueco atravesado por su columna vertebral.
En ese deplorable estado fue como lo encontré, luego de que tras dos días de no verlo, decidiera buscarlo en su casa. Tras escuchar sus alaridos, abrí la puerta y me encontré con el engendro en el que se había convertido mi amigo.
Durante una hora me contó sobre sus múltiples e infructuosos intentos por acabar con su vida, y de su extraña condición de inmortal... Me imploró que intentara matarlo, que le prendiera fuego.
Pude asesinarlo fácilmente, pero, por supuesto, no obedecí. No podía hacerlo. No ahora que había efectuado el experimento tres veces. Soy científico y sería imperdonable que a estas alturas me negara a repetir, por cuarta ocasión, esta prueba suicida.
Tenía que saber qué ocurría exactamente. ¿Por qué seguía vivo? ¿Qué provocaba su rápida recuperación?
Así que llamé a mi colega y lo hice venir inmediatamente para que me ayudara a trasladar el engendro al hospital. Apenas llegó, comenzamos a cubrir su cuerpo —lo poco que quedaba de él— y lo subimos, como siempre, a la parte trasera del auto. Como otra veces, cargué con sus brazos y piernas, y con todos sus órganos para volver a unir cada parte.
“¡Tenemos que sanarlo, hacer que por cuarta vez vuelva a caminar!”, exclamé emocionado. “Si todo resulta como hasta ahora, en dos días estará más sano que nunca. Curamos por aquí, remendamos por allá, borramos su memoria, recetamos depresivos y listo, un suicida en potencia... Si todo marcha bien, repetiremos el experimento hasta que lo soporte su cuerpo”.
En ese momento, un terrible y prolongado alarido surgió de la masa amorfa, de esa asquerosa bola de carne. Fue un grito de terror al saberse atrapado en su propia trampa, en ese suicidio perpetuo del que no podría escapar nunca. En unas horas estaría de nuevo en su habitación mutilando su cuerpo por todos lados hasta el fin de sus días...
El texto se publicó en las páginas del semanario Alarma!

15 octubre 2008

No pregunten, nomás contemplen

Lo intenté todo, pero luego de más de un año, no pude incrementar el número de visitantes a este blog. Así que como una medida desesperada, decidí subir la imagen de esta belleza: Evan Rachel Wood. Seguro que con ella mejorará esto y los comentarios comenzarán a llegar... Sobra decir que luce preciosa en su más reciente película Across the universe.
Por cierto, y para que vean que todo es posible luego del 11-S, es novia del payaso de Marilyn Manson. ¡Guac!

07 octubre 2008

Lo más reciente de Alarma!

Ahora les comparto mi más reciente publicación en el semanario Alarma! Se trata de un breve relato sobre un asesino en serie de Hamilton, Canadá... ¡Se echó a seis el cabrón! No, si pa' locos, en cualquier lado...
Ah, una cosa. Si van a agrandar la imagen, que sólo sea para verificar que mi nombre realmente aparece, pero por favor, no traten de leer desde ahí el relato. Mejor compren la revista, que por cada ejemplar vendido a mi me toca un 3% de regalías. Como además de México se vende en Estados Unidos, Cuba y España, me tocarán algo así como 300 mil dólares. Ahi les encargo...

21 septiembre 2008

La mujer más hermosa del mundo

Y en medio de tantas cosas desagradables que se pueden encontrar por aquí, una fotografía de una de las mujeres más hermosas que han existido: Miroslava Stern. Era una mujer perfecta, diría que casi una diosa. Cuando veo ese hermoso rostro, con esos lindos ojos, me pregunto qué sería capaz de hacer un hombre por tener una mujer así a su lado.
Mejor aún. Imagínense que se pudiera "comprar el amor". Cuánto estariamos dispuestos a pagar por tener el afecto de esta mujer. Apuesto a que muchos se humillarían, robarían y hasta asesinarían con tal de lograr tener un poco de su cariño...
Pero bueno, todo esto es palabrería: el amor no se compra. Aquí los dejo con esta hermosura...

19 septiembre 2008

¡¡Extra, extra!!

Para aquellos que creyeron que esto de los descabezados era una clara muestra de la cruda violencia que aqueja a la sociedad de nuestros días, pues lamento decirles que esto no es así... Y para muestra, un ejemplar del periódico El Popular publicado en junio de 1932 en la que ya se habla de un decapitado. ¡Qué cosas!

Como vemos, la sociedad siempre ha sido igual de violenta que ahora, sólo que antes la gente no se enteraba de tan atroces asesinatos. Y es que mientras hoy en día leemos de un crimen que se cometió ayer en Tamaulipas o Tijuana, antaño las publicaciones apenas rescataban breves cosas de lo que sucedía en la Ciudad de México.

A lo anterior se suma la frase romántica que dice "Tiempos pasados fueron mejores", que aún confunde a muchos incautos...

¡Hay nanita, sálvese quien pueda! Hombres primero, por supuesto...

17 septiembre 2008

¡Lléve su compu!

Pues qué les digo, que es la primera vez que el maestro Isaac Asimov me da ternura. Y es que veánlo, tan futurista él, siempre un paso adelante en cuestiones científicas y tecnológicas, y aquí mostrando su ¡super computadora! pequeña y perfecta para todo tipo de usuario. Además, venía acompañada con una impresora que logra imprimir ¡¡520 palabras por minuto!!
Ni él pudo imaginarse que en 25 años (el armatoste de la foto es de 1983) un niño de primaria de clase media traería una compu mil veces mejor que la que Radio Shack vendía por muchos dólares...
Nunca había visto tan antiguo a Asimov y nunca me hubiera imaginado que al final de sus días, en lugar de escribir, se dedicó a vender computadoras... y ¡en Radio Shack!, es como si aquí Octavio Paz hubiera hecho comerciales para Viana... Y luego esas patillas tan horrorosas que usaba... Se me ha caído un ídolo.

07 septiembre 2008

No lo pude resistir: otra de Jis

Y una de Jis

Una de Trino

El reencuentro

Aquí el niño con su madre, luego de un feliz reencuentro. Qué bonito él, pero que fea ella.

¡Qué niño tan lindo!

¡Pero qué niño tan bonito! Su cabellito ralo, sus ojitos pispiretos—con arruguitas y toda la cosa—sus cejas pobladas, su nariz de condor y su boquita chiquita, chiquita... Se ve que lo hicieron con mucho amor. No entiendo por qué, luego de abortarlo, ponerle una golpiza, amarrarlo de pies y manos, y tratar de ahogarlo con una bolsa de plástico en la cabeza, su madre lo fue a tirar a un basurero. Lo bueno es que el chamaco aguantó como los grandes.
Dijo que eran simples cariños de su progenitora y que, si bien es cierto que llegó a sentir un poco de rudeza, era simplemente para que supiera que la vida no es un lecho de rosas. Desde entonces no ha dejado de golpearse la cabeza con una tabla, lo cual le ha acrecentado más esa "carita de estúpido", como la han llamado los doctores. Además de golpearse, le encanta comer frituras (rueditas y chicharrones), imitar voces y ver los programas de Mr. Bean... ¡Qué cosa!

05 septiembre 2008

El rincón del vago

Aquí algunas imágenes de mi cuarto, donde puedo pasar horas y horas sin sentir el menor atisbo de hartazgo. Cuando me encuentro en casa, básicamente es el único lugar en el que estoy. Todavía me da orgullo contar que una vez ¡estuve tres días enteros ahí! Apenas salí para mis necesidades básicas (el baño está a un metro), pero fuera de eso, todo el tiempo lo viví ahí. Aquí leo, veo películas, reviso fotografías, hablo por teléfono, duermo y hasta como. (¿Les he platicado que un día encontré entre las sábanas de mi cama una galleta vieja que llevaría ahí como dos meses?)

En mi cuarto nadie entra, absolutamente nadie, está prohíbido. A no ser que sea algo muy, pero muy especial. Como alguien que me ofrezca gratis su colección completa de cine sangriento, libros de fotografías o un animal disecado (creo que voy a empezar a buscar la cabeza de un venado para colgarla, se vería linda). Fuera de eso, siempre se encontrarán con la puerta cerrada y con un enorme letrero que dice "No molesten". Como pueden ver, mi habitación está llena de cosas. Libros, películas, ropa y muchos juguetes. ¿Que qué edad tengo? Bueno... ejem.... eso no es importante, o qué, no que todos llevamos un niño dentro. Yo tengo uno disecado, eso cuenta ¿no?

Cinco fotitos más...

La cajita de regalo...

Esta es la cajita en la que venía el perro. Bueno, las tripas, los huesos, las sustancias viscosas y los nervios que pertenecieron a un perro...

04 septiembre 2008

Una bonita postal nomás por no dejar...

Este bonito perro participó en las Olimpiadas caninas en Guau-guau, China, 2008. Ganó medalla de oro en nado de muertito... sólo que se lo tomó demasiado en serio y pues ustedes mismos ya pueden ver los resultados. Terminó hinchadísimo y con los ojos botados de sus órbitas. Después de una larga discusión, se optó por enviarlo de regreso a México cortado en seis gruesos filetes. Era eso, o mandarlo en una enorme caja que, por su tamaño y peso (tendrían que haberlo visto, pero en verdad estaba hinchadísimo) hubiera sido incosteable para la Federación del Deporte Canino (FEDECA).
Hoy mismo llegará a nuestro país en una discreta caja de regalos. No cuenten con sus ojos —que se perdieron en el camino— ni con la medalla, con la cual se le pagó al carnicero que lo fileteó. En fin, así son estas cosas del deporte. Lo único bueno de todo este embrollo, es que Canito, que así es como se llamaba el perro, viajó en primera clase, como los grandes. ¡Sí señor! Ah, porque eso sí, honor a quien honor merece, faltaba más. En México somos muy justos. ¡¡Viva México cabrones!!

03 agosto 2008

¡Veo la luz!

"¡Veo la luz, la veo!" Pues síguela, no sea que te quedes dentro del túnel... Foto: Carlos Aguilar

¿Richard Laymon?

Si alguien se preguntó quién diablos es Richard Laymon, aquí les pongo la portada de uno de sus libros... ¿Bonita, no? En serio, lo digo en serio...

02 agosto 2008

Menú a la carta...

Sucede que, siguiendo la recomendación de un amigo, el pasado jueves acudí a un exótico restaurante que tiene la peculiaridad de preparar a cada comensal el platillo que le va mejor. Algo así como un guiso personalizado según la profesión del cliente, sus gustos literarios y sus principales filias.
En este restaurante, que lleva por nombre "Ke tra-gón" y que tiene el logo de un dragón regordete lanzando fuego, el cliente no pide, sino que espera a que el chef haga su aparición y analice minuciosamente el rostro del hambriento. No dice nada, simplemente observa. Se inclina un poco hasta lograr verlo de frente y luego, tomándolo de la barbilla, gira su cabeza de un lado a otro. Luego se va...
Después de decirle cuál era mi profesión, mis autores y libros favoritos, y de revelarle cuáles eran mis principales filias, el chef hizo lo propio: inspeccionó mi rostro con sus ojos saltones, cada rasgo, cada cicatriz... luego se largó con una cara de sorpresa.
Pues qué diablos vio en mi libros favoritos o filias. Peor aún: qué vio en mi rostro.
No sé por qué, pero me precupé un poco. Luego me tranquilecé al reflexionar que no podía haber nada de malo (o por lo menos nada grave) con H.P. Lovecraft, Richard Laymon (uno de los autores más sabrosos de la llamada literatura sangrienta), Robert Silverberg, Robert Bloch, mezclados todos con una buena dosis de cine bélico y una pizca de documentales sobre las peores tragedias radioactivas.
¡Aquí el extraño aunque delicioso resultado!: Una vista de la preparación... ...y la presentación final, servido con tripas y sesitos marinados. Preferible comerlo bien caliente... Si se enfría mucho, el niño puede despertar y nadie quiere batallar con las piernitas y sus respectivas pataditas rompe hociquitos, ¿verdad?

26 julio 2008

El Güero Téllez, reportero de la tragedia mexicana

Parecía sacado de una novela de detectives: de figura alta y delgada, le gustaba usar sombrero y siempre traía un cigarro colgado de la comisura de sus labios...
Ni el sombrero ni el cigarro dejaba al momento de escribir. Eran parte de él, como lo era también su inseparable máquina portátil en la que, por más de cuatro décadas, escribió a detalle las historias policiacas más espeluznantes de nuestro país.
Terremotos, asesinatos, accidentes... ahí siempre estaba él, Eduardo Téllez Vargas, mejor conocido como el Güero Téllez, para llevarse la exclusiva... casi a cualquier precio.
Y cumplía su cometido. Así lo hizo con los crímenes perpetrados por Goyo Cárdenas —El Estrangulador de Tacuba—, con el lío que armó el luchador Pancho Valentino, con el asesinato de Ramón Gay a manos de José Luis Paganoni, esposo de Evangelina Elizondo, al suponer que ésta lo engañaba con el actor, y con una de sus mejores coberturas: el “Caso Trotsky”, que, además de México, se publicó en el London Times y que lo catapultó a la gloria periodística.
En esos días corría el año 1940 y el Güero Téllez llevaba ya una década como reportero. A partir de entonces no realizó más que crónicas impecables que están reunidas en el libro El Güero Téllez. ¡Reportero de policía!, publicado en 1982, pero que recientemente reeditó Debolsillo.
Se trata de un relato escrito en primera persona en el que el mismo Téllez recuerda sus experiencias periodísticas. El relato es producto de una larga charla que sostuvo durante varios encuentros con el también periodista José Ramón Garmabella.
¿El resultado? Una muestra sorprendente del talento de Téllez y un recorrido por los más temibles criminales que dicen mucho de los violentos tiempos que se vivían entonces.
“No se puede escribir la historia de una ciudad si antes no se dedica un capítulo entero a su historia criminológica. Dallas se relaciona con el asesinato de John F. Kennedy, Chicago con Al Capone y Eliot Ness, Nueva York con John Lennon, Londres con Jack el Destripador y pues México no podía ser la excepción”, señala Garmabella.
“El libro, comenta, intenta recuperar esa memoria histórica y recordar que antes se hacía un periodismo con más historias. El Güero tenía un estilo barroco, pero que lograba atrapar a los lectores.
“Sólo a él se le ocurrió escribir, por ejemplo, a propósito de la fuerte lluvia que caía mientras exhumaban los cadáveres de las víctimas del Goyo: “La lluvia no era sino el llanto incontenible del cielo por la caída de esos ángeles”.
—¿Cómo lo recuerda?
—Como un hombre serio, muy pocas veces lo vi sonreír. Le sucedió lo que muchos otros que aman el periodismo: fue un reportero de tiempo completo, todo el día andaba en la Cruz Roja.
Recuerdo que las bolsas de su saco siempre estaban llenas de papelitos con apuntes y que era muy celoso con la información que adquiría.
Sus mismas diversiones eran propias de un buen reportero que se precie de serlo: le encantaba el dominó y la bohemia. Nunca hablaba de su vida personal.
Ese es el recuerdo de Garmabella, el colega, el amigo...
Por cosas del destino, el mejor reportero policiaco nunca trabajó con Enrique Metinides, el mejor fotógrafo de la fuente. El resultado hubiera sido interesante...

22 julio 2008

En Puebla sí leen Alarma!

Foto: Carlos Aguilar
Sucede que en una viaje relámpago que hice a Puebla, me encontré a este hombre leyendo su ejemplar de Alarma!. Fue muy cerca del Mercado Victoria —a unas cuantas cuadras del centro— donde todo es marginación y pobreza y donde, por supuesto, no pasa ni de broma el reluciente y moderno Turibus. Y se entiende. Después de todo, esos "turistas asépticos" no pagaron 70 pesos para ver desde una perspectiva de lujo vendedores ambulantes, tampoco para respirar ese penerante olor a pescado (en esa zona se encuentran todas las marisquerías) ni para obtener la foto de un hombre viendo una revista gore.
Esos turistas, claro está, tampoco probaron las riquísimas cemitas que se venden ahí a 17 pesitos. Para qué, si justo enfrente de donde los bajó el Turibus —luego de su ilustrador recorrido en el que un hombre repitió como loro el nombre de cada edificio y el año de su construcción— hay un lujoso Sanborn's esperando con su insípida comida de no menos de 200 pesos. Ellos saben viajar, eso que ni qué.

21 julio 2008

Que todo regrese a la normalidad. Eso es lo que más deseo ahora. Que todo sea, si se quiere, monótono, gris, lento y rutinario, pero que contenga esa tranquilidad que tanto me hace falta. No más arrobos ni anhelos, no más sueños ni planes, sólo un poco de silencio...
¿Qué pasó por tu cabeza? ¿Acaso no aprendiste la lección? ¿Por qué de nuevo este tropiezo? Ahora sólo mantente callado y no hagas más tonterías. Sería bueno que en lugar de 8 o 10 horas, trabajaras 16, 18. Trabaja, trabaja y olvidate de todo. Cuando menos lo esperes, todo habrá pasado.
La lluvía volverá a caer sobre tu cabeza y tú volverás a ser el mismo. El mismo hombre amargado y desdichado de siempre que no quiere saber nada de los demás. Nada de amigos ni familiares... Así sea.
¿Por qué siempre me enamoro de cada mujer que me presta un poquito de atención?

06 julio 2008

Tras seis meses desenmascaran al sanguinario “Verdugo del Niágara”

AFP en Hamilton, Canadá
Un mechón de cabello, seis pedazos de intestino, uno más de un dedo índice, una navaja de cutter y un documento revelador hallados accidentalmente en un sótano, se convirtieron ayer en la última pieza que faltaba para completar el rompecabezas macabro que ha dejado estupefactos a los apacibles habitantes de la ciudad de Hamilton, en Canadá.
Se trata, ni más ni menos, de pruebas irrefutables que vienen a comprobar algo que todos sospechaban, pero que nadie, definitivamente, podía asegurar: Robert Smith, instructor de natación del colegio Anne Marie MacDonald, quien en enero de este año llorara ante las cámaras de televisión el terrible asesinato de seis alumnas, no es otro que el mismísimo “Verdugo del Niágara”.
Hace una semana —cuando la madre de una de las víctimas reveló que en varias ocasiones su hija le había contado que su instructor la había maltratado físicamente— Smith fue encarcelado inmediatamente por sospechoso y ayer a primera hora fue castigado con la inyección letal, permitida en Hamilton desde 1989.
Pero, ¿cómo pudo Smith burlar a las autoridades durante casi seis meses? ¿Dónde ocultó el cuerpo de las seis niñas? ¿Es que acaso no hubo un solo testigo?
El mismo Smith, quien se mostró apacible y hasta amable con sus custodios, no quiso irse con el secreto y llenó uno a uno los huecos que faltaban para resolver el acertijo.
Smith reconoció haber cometido los seis asesinatos y hasta corrigió a las autoridades en el sentido de que del primero al último habían transcurrido apenas cuatro días y no siete como aseguraban.
Y en una actitud que los padres de las occisos calificaron de “cinismo”, se dio el lujo de narrar a detalle:
“Las invitaba a mi casa y les ofrecía un vaso de leche y galletas. Apenas daban el primer sorbo, las comenzaba a golpear. Luego me metía a bañar con ellas; estando totalmente moribundas y con el rostro amoratado, las violaba varias veces...”, relató Smith como si se tratara de un cuento de hadas. En la misma regadera las descuartizaba y metía los pedazos en bolsas negras de basura.
—¿Y los cuerpos?, se le preguntó.
—Conducía durante media hora hasta el Niágara y ahí los arrojaba...
Durante los días siguientes, las autoridades fueron encontrando los cuerpos de las niñas, y cada vez Smith retaba, con lágrimas en los ojos, a las autoridades a que atraparan al despiadado asesino.
En un hecho sin precedentes, se reunió con los familiares de las cinco víctimas que habían sido halladas en el Niágara para tratar de descubrir quién era el psicópata.
Quien no participó fue la señora Jensen —madre de Eleonor, la única que no había sido hallada—, quien durante todos estos meses vivió con fuertes sospechas. “El asesino está más cerca de lo que creemos, tal vez esté en nuestras propias narices”, se atrevió a declarar en clara referencia a Smith.
Meses después revelaba que su hija había sido regañada varias veces por su instructor y que una vez hasta se atrevió a agredirla físicamente.
Por supuesto todos creyeron que eran sólo habladurías, pero no para la policía, que vio motivos suficientes para encarcelar a Smith.
Aún faltaba por descubrir dónde estaba el cuerpo de la sexta niña...
Lo siguiente es digno de Ripley. Sucede que durante el arresto de Smith, nadie se molestó en hacer una revisión en la casa. Realmente no creían que fuera culpable y no lo consideraron necesario.
Pero los perros-policías no entienden de esto, como de olores. Así que en cuanto voltearon, Zeus, un Boxer veterano, ya saboreaba un trozo de algo que parecía un intestino humano.
Al bajar al sótano las dudas se evaporaron: encontraron cabellos con el mismo ADN que Eleonor, cinco pedazos de intestino (el sexto fue imposible quitárselo a Zeus y terminó por devorarlo), un dedo índice con un anillo que tenía una letra “E” formada con pequeñas esmeraldas, un cutter con sangre y una lista con los nombres de sus víctimas:
1.-Nicole
2.-Gisele
3.-Betty
4.- Lisa
5.- Jennifer
6.- Eleonor
Jessica, que sería la séptima víctima, se salvó gracias al hambre de Zeus
Robert Smith tenía 37 años y desde hace 10 era instructor de natación en la primaria Anne Marie MacDonald. Su carácter afable lo hicieron de todas las confianzas en Hamilton, pese a que más bien se conocía muy poco sobre su persona.
No tenía hijos ni pareja sentimental. Desde los 5 años quedó huérfano, razón por la cual se crió en un orfanato hasta cumplir la mayoría de edad.
Al día siguiente de su ejecución, se descubrió una enorme colección de pornografía infantil que estaba oculta detrás de un piano, así como fotografías en las que aparecía violado por un perro. Era un boxer...

03 julio 2008

Otro aviso importante

Para aquellos que tengan interés en leer la mencionada entrevista, no tienen, necesariamente, que sumergirse en la fastidiosa y siempre engorrosa tarea de revisar cada texto. Basta con ir al lado derecho y dar en la opción "noviembre 2007". Lo primero que aparecerá será la entrevista...

02 julio 2008

Aviso importante

Para aquellos que deseen leer la entrevista que le hice a Miguel Ángel Rodríguez, director de Alarma!, sólo tienen que revisar en las entradas antiguas y ahí la encontrarán con el título "La nota roja no inventa nada, la realidad es más terrible"...

30 junio 2008

"Es increíble la de kilos y kilos de intestinos que tenemos dentro"

A continuación, una entrevista con Miguel Ángel Rodríguez, director del semanario Alarma!, publicada en la revista Vice. Texto: Santiago Stelley. Foto: Tomás Morales.
Alarma! es el diario de nota roja más antiguo de México. Se compone básicamente de noticias truculentas, fotografías de cadáveres mutilados y titulares redactados a modo de chistes ultracafres sobre la muerte y el dolor ajeno. Hace poco entrevistamos a Miguel Ángel Rodríguez Vázquez, su editor.
Vice:¿Cómo te convertiste en director del Alarma!? Miguel Ángel Rodríguez Vázquez: Empecé trabajando en el departamento de correspondencia en 1981 y con el tiempo fui aprendiendo a maquetar la revista. Luego empecé a redactar y hacer fotografías para la revista y, años después, me convertí en ayudante del director. Él murió hace cuatro años y yo le sucedí en el puesto.
—¿Y en qué consiste tu trabajo?
—Básicamente, reviso todo el material que llega a mi mesa, selecciono las noticias, escribo los titulares y corrijo los artículos.
Alarma! fue el primer periódico de este tipo, ¿no es cierto?, el primer tabloide de la llamada “prensa roja”.
—Sí, Alarma! empezó a publicarse en 1963. A un periodista llamado Don Carlos Samayoa Lizarraga se le ocurrió lanzar una revista que se ocupara exclusivamente de crímenes y delitos. —La revista despegó verdaderamente en 1964 con el artículo sobre las Poquianchis, que eran tres mujeres que regentaban un infame burdel en Guanajuato. Se las acusaba de haber cometido 28 homicidios. Todas sus víctimas eran muchachas jóvenes que trabajaban para ellas como prostitutas. Hallaron sus cuerpos enterrados en el patio trasero de las Poquianchis.
—Y Alarma! cubrió la noticia con todo lujo de detalles, escarbando incluso en los más gore, supongo…
—La revista siguió la noticia durante más de ocho meses. Uno de nuestros periodistas, Jesús Sánchez Hermosillo, se desplazó a Guanajuato y entabló amistad con las señoras Delfina y María de Jesús, las dos primeras Poquianchis que fueron detenidas. Le contaron su versión de los hechos y cómo habían sobornado a la policía local y a los presidentes municipales…
—¡Vaya bomba!
—La historia de las Poquianchis se convirtió en una especie de fotonovela para nuestros lectores, pero era incluso mejor, porque era una historia verídica con mujeres asesinadas, fetos enterrados, muchachas forzadas a ejercer la prostitución, trata de blancas, etcétera…
—Tenemos más de dos mil fotografías sólo de esa historia. Publicamos las cartas de amor de las chicas, sus álbumes familiares, absolutamente todo. Aquella historia captó la atención de todo México y fue el primer exitazo de nuestra publicación.
—Siempre he sido un gran fan del número sobre el terremoto que sacudió México.
—El terremoto de 1985 también fue una noticia que cubrimos ampliamente. La tirada inicial de la revista la primera semana superó los 2,5 millones de ejemplares. La semana siguiente bajó a 2 millones, pero seguía siendo una cifra extraordinaria. Cubrimos el terremoto desde todos los ángulos posibles.
—¿Cuál es tu artículo preferido de ese número?
—Recuerdo un artículo sobre un niño llamado Monchito. Era un niño que supuestamente había quedado sepultado bajo una casa que se había derrumbado a causa del terremoto. Todo el mundo en México sufría por Monchito y rezaba por Monchito. Trajeron a un montón de expertos para ingeniar un modo de rescatarlo.
Al final resultó ser que Monchito ni siquiera existía. Los propietarios de la casa se habían inventado que estaba allí porque querían rescatar una caja fuerte que había quedado sepultada bajo las ruinas de su casa. Poco después del enorme impulso que vivió la revista tras el terremoto, el Gobierno clausuró Alarma!
—¿Qué ocurrió?
—En 1986, México iba a ser la sede del Mundial de fútbol, y el Gobierno decidió clausurar todas las revistas pornográficas del país. Alarma! no mostraba chicas desnudas ni nada por el estilo pero, según la comisión gubernamental, habíamos cometido algunas faltas técnicas, como no imprimir las advertencias pertinentes de “contenido para mayores de 18 años” en la portada o vender la revista retractilada.
Nos pusieron mil y una excusas, pero la verdad es que sencillamente una de las publicaciones de nuestro grupo, una revista llamada Impacto, era por entonces muy crítica con el Gobierno y nos castigaron por motivos políticos. Algunas otras publicaciones, la mayoría de las cuales consideraban nuestra revista vulgar, mala y barata, salieron en nuestra defensa. Todo el mundo sabía lo que estaba pasando, pero nadie podía hacer nada para detenerlo. Alarma! estuvo prohibida durante casi cinco años.
Cuando finalmente la relanzamos en 1991 tuvimos que cambiar de nombre. Así nos convertimos en El Nuevo Alarma! En cuanto salimos a los quioscos, recuperamos a todos nuestros lectores y dejamos fuera de combate al resto de revistas de prensa roja que habían ido surgiendo entre tanto.
—¿En qué se diferencia la nueva versión?
—La revista en sí no ha cambiado mucho con el paso de los años. En esencia sigue siendo la misma publicación con la que soñaba Don Carlos. Internamente debatimos largo y tendido sobre aplicar un cambio de diseño por el que abogaban algunas personas, pero yo siempre luché por mantenerlo muy simple.
A la gente le gusta la revista tal como es, porque resulta fácil y rápida de leer. No somos una revista moderna con veleidades artísticas, y tampoco es eso lo que nos piden nuestros lectores. Intentamos crear una revista muy simple y visual. Si no hay fotografías, no hay artículo. A nuestros lectores les gustan las fotografías.
—Sí, ¿y por qué crees que ocurre eso? ¿Qué fascinación puede despertar ver fotografías de cadáveres decapitados y cosas por el estilo?
—A la gente le interesa el tipo de historias que publicamos. No creo que se trate de ninguna enfermedad malsana ni nada por el estilo. Simplemente es curiosidad. A la gente le gusta ver cómo estamos hechos por dentro. Tenemos millones de fotografías de cadáveres con los intestinos colgando.
Es increíble la de kilos y kilos de intestinos que tenemos dentro. A mucha gente le gusta verlo. Además, si no publicamos fotografías de muchos cadáveres en un número, recibimos un montón de correos electrónicos acusándonos de habernos vuelto demasiado conservadores.
—¡Qué curioso! Imaginaba que recibiríais más de gente acusándoos de ser demasiado sensacionalistas.
—Ah, claro, eso también. Un montón de gente nos tacha de ser demasiado sensacionalistas, pero la información que publicamos es toda verídica. Son hechos reales y contrastados. No nos inventamos nada ni retocamos las fotografías. No hay necesidad de hacerlo.
—¿Qué tipo de artículos son los que mejor funcionan?
—Los crímenes sobre los que informamos han cambiado ligeramente. Los artículos que mejor nos funcionan son los de crímenes relacionados con el narcotráfico, como por ejemplo los cuerpos decapitados que se han encontrado recientemente en Acapulco. En Michoacán a cinco personas les volaron la cabeza mientras bailaban en una discoteca. Ese tipo de artículos funciona realmente bien.

—La mayoría de las historias suceden en las ciudades, ¿no?
—En realidad, la mayoría de nuestros artículos ahora mismo se sitúan en Michoacán y Guerrero. El año pasado era en Tamaulipas y hace cinco años en Culiacán. Es muy interesante ver cómo la ola de crímenes se va desplazando por el país. Por ejemplo, me sorprende que la violencia haya desaparecido en Culiacán.
En 2001 se registraron allí unas mil ejecuciones en un par de meses. Otro aspecto interesante es que los crímenes son cada vez más violentos. Antes eran tiroteos desde coches. Ahora a las víctimas siempre se las decapita o se las entierra vivas. El grado de depravación va en aumento. —Me pregunto por qué será…
—Porque quieren meterle el miedo en el cuerpo a la gente. Supongo que piensan que si matas de forma violenta, te respetan más o algo por el estilo. Como la mayoría de los crímenes están relacionados con las drogas, creo que tienen la necesidad de atemorizarse unos a otros para irse asegurando zonas.
—Mi padre era policía y me decía lo mismo, que los crímenes por drogas normalmente son más violentos que el resto de crímenes.
—Los crímenes relacionados con las drogas son muy distintos de los crímenes pasionales. Si miras números antiguos de Alarma!, la mayoría de los artículos van sobre crímenes pasionales, con titulares como: “La mató por flirtear”.
—Antes ése era el pan nuestro de cada día. Ahora los titulares son muy distintos, pero eso también tiene que ver con el hecho de que debemos ser mucho más cautelosos con las palabras que escogemos.
—¿A qué te refieres?
—Don Carlos tenía un don especial para crear neologismos. Por ejemplo, para referirse a los homosexuales solía decir “los mujercitos” y las lesbianas eran “hombrecitas”. Ahora no podemos utilizar este tipo de palabras porque nos acusarían de violar los derechos humanos.
—Por extraño que parezca, nunca se ha interpuesto una demanda contra Alarma!, pero, como medida de prevención, ahora utilizamos un humor un poco menos oscuro. Básicamente hemos abandonado el negro por el gris.
—¿En qué artículos estás trabajando en estos momentos?
—Esta semana se han producido cuatro crímenes pasionales en México. Se me están agotando las ideas para los titulares.
—¿Podrías revelarme uno de esos titulares?
—Uno de los crímenes lo cometió un hombre, que mató a su mujer. Ambos eran profesores de escuela y el tipo la asesinó delante de sus alumnos, de modo que se me ocurrió un titular que espero que no resulte demasiado ofensivo y no trivialice la situación, pero que, al mismo tiempo, atraiga la atención de la gente. Dice así: “Sobresaliente en homicidios”.
Éste es el tipo de ideas que Don Carlos nos legó. Él se divertía muchísimo haciendo su trabajo. Lo vivía con pasión. Por ejemplo, otro crimen que se ha producido esta semana con un punto curioso lo cometió un hombre que le disparó a su esposa en la cabeza mientras ella estaba en el lavabo haciendo sus necesidades. Don Carlos habría disfrutado de lo lindo redactando ese titular.

21 junio 2008

De cínicos y mafiosos

(Juan Carlos Aguilar García)
No cualquiera puede ingresar a su selecto grupo. Se necesita un espíritu servil y un placer desmedido por la humillación. Se requiere también un gusto casi enfermizo por la infamia y tener un oscuro historial de plagios y deshonras. Fuera de eso, no se pide ninguna otra cualidad.
En cuanto a la actitud gángsteril, se adquiere con la práctica. Es cuestión de paciencia y muchas horas de estudio al lado del capo en turno, pero nada que no pueda aprenderse en unos cuantos meses. Así lo han hecho varias generaciones en periódicos, suplementos culturales y revistas. ¡Y vaya que les ha funcionado! En el último medio siglo han logrado mover a su antojo los hilos de la élite intelectual de nuestro país y apoderarse de todos los espacios. No por nada son conocidos como la mafia cultural, la que todo lo pervierte y envilece.
La mafia lo decide todo. Perversa como es, se da el lujo de decidir quién publicará la próxima “gran obra” de las letras nacionales. Entre periodistas corruptos, reseñistas vendidos y todo un andamiaje de difusión perfectamente diseñado, es algo que logran rápidamente.
Y así, en unos cuantos meses, brillan ya las nuevas estrellas de la intelectualidad mexicana. Pero pongamos por caso dos ejemplos: Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis.
Según dijeron entonces los amigos, nadie con el conocimiento y el perfil crítico como el que ellos poseían. Nadie que amara tanto la literatura y la historia como el dúo elegido.
Personalidades de tal magnitud no podían andar por la vida sin un libro propio. Así, les fueron dadas todas las posibilidades para que cumplieran el caprichito. Y Elenita y Carlitos fueron felices con sus libritos. Andaban por aquí y por allá exhibiendo sus obras en cuanto recinto pudieran (en todos, por supuesto) y hablaban del enorme y exclusivo conocimiento que los diferenciaba respecto de los demás escritores.
En tanto, Fernando Benítez, la vaca sagrada, el gurú —“Dios, por favor, llámenle Dios”, corregirían sus fieles seguidores— vigila que todo marche correctamente. Que los amigos sigan publicando y que los no amigos (enemigos, pues) queden debidamente al margen.
No pueden permitirse de ningún modo que alguien más haga reseñas, entrevistas o crónicas. Ahí estaban Elenita y Monsi, los exclusivos. Ellos eran los periodistas, amigos además de escritores selectos como Octavio Paz, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Enrique Krauze, por mencionar algunos.
Pero esperen un momento. Hay un pequeñito detalle que no he comentado: estos dos periodistas... ¡no hacen periodismo! Por definición, el periodismo es crítica y lo que ellos hacen tiene todo menos crítica. Así pues, no es periodismo.
¿Qué hacen entonces? Pues cualquier cosa, podríamos llamarlo simplemente publicidad, y a sus artífices “mercenarios de la cultura”.
LOS EXCLUIDOS.
Los verdaderos críticos estaban precisamente en el grupo de los excluidos. Voces como las de Ricardo Garibay, Gonzalo Martré, Emmanuel Carballo o René Avilés Fabila fueron implacables. Precisamente fue Avilés Fabila quien con Los juegos (1967), su primera novela, se fue a la yugular de las grandes vacas sagradas. No era una crítica superficial, sino una con pelos y señales en la que nadie quedó a salvo de la filosa cuchilla de su autor.
En cuanto la vio, el editor Rafael Giménez Siles simplemente dijo: “No, René, yo no me voy a la cárcel por tu culpa, no puedo publicar tu novela”. Pero René era necio e intentó publicar su texto. Mala suerte. Joaquín Diez-Canedo lo invitó a destruirla. “Hazlo o tendrás muchos problemas”, le advirtió.
El mismo Fabila recuerda: “Con esa novela me fui directo al cuello de los famosos y critiqué a los grandes funcionarios del país, empezando por el presidente de la República a quien le decía ‘el gran verga’ y otras tantas cosas que por ese entonces no eran usuales”.
Gonzalo Martré es un caso aparte. Aunque ha hecho grandes aportaciones a géneros como la ciencia-ficción mexicana y la novela negra con obras como Safari en la Zona Rosa y Los símbolos transparentes, le ha sido negada en el Fondo de Cultura Económica la edición de su trilogía de El chanfalla.
¿El argumento? Que no tiene la calidad mínima necesaria para ser publicada por la editorial que, por otro lado, sí le abrió los brazos al amigo Christopher Domínguez y su criticado Diccionario crítico de la literatura mexicana (1955-2005) en el que se dedicó a elogiar a los cuates y a omitir —por desconocimiento o por consigna— a toda una pléyade de importantes narradores mexicanos.
El libro fue enormemente desacreditado. Se desmoronó ante el más sutil de los razonamientos... Pero claro, como sucede en este tipo de situaciones, los vasallos, con tal de asegurar su permanencia en la mafia, están listos para hacer el trabajo sucio. Rafael Lemus, quien forma parte de la redacción de Letras Libres, preparó presuroso una “reseña crítica” a favor de Domínguez.
De risa. En una parte se pregunta: “¿Es necesario decir que acaso nadie ha leído con más amplitud nuestra literatura?”, refiriéndose a que nadie conoce mejor nuestras letras que San Christopher. Resulta hilarante luego de que el mismo Domínguez reconoció ante la prensa que su libro contenía “algunos errores”, y que aceptara además que su conocimiento de la poesía era más bien escaso.
Queda claro que lo que menos interesa a la mafia es la cultura. No tienen cabeza para ello. No, cuando todos sus pensamientos están concentrados en dos cosas: cómo hacer para vivir con el mayor número de becas, y cómo lograr la inmortalidad.
Por eso es que, en una suerte de competencia interna, estos mafiosos deciden quién obtendrá tal o cual premio. Primero lo gana Monsiváis, luego Poniatowska, después —y eso sólo para romper la rutina— Carlos Fuentes. Entonces vuelve a tocar el turno a Monsiváis y una vez más a Poniatowska... hasta que uno de los dos muera.
Y esto apenas en el terreno literario. Pero la mafia no entiende de disciplinas artísticas. Igual está presente en la pintura, la fotografía o el ámbito cinematográfico. Jorge Ayala Blanco, por mucho el mejor crítico de cine de nuestro país, lo sabe muy bien.
Desde muy joven, supo lo que era estar vetado de un festival. “Nada para quien se atrevió a criticar nuestra obra maestra”, le dijeron. Pero los pobres no sabían contra quién se metían. Ayala Blanco se preguntó a sí mismo: “¿crítico o jefe de relaciones públicas?”.
Por supuesto eligió lo primero. Y con esa convicción —que tuvo desde los 12 años— comenzó una brillante carrera desmontando películas y resquebrajando amistades. Nada lo detiene. Menos ahora, que con más de 40 años de labor profesional, aún es considerado un enfant terrible. “Es un halago que a mi edad me sigan considerando enfant, soy más bien anciant terrible”, comentó recientemente.
A decir de Avilés Fabila, una gran mafia cultural como la que durante años controló Fernando Benítez, ya no existe. Lo que hay ahora, afirma, son chiquimafias controladas por Enrique Krauze y sus Letras Libres, y por Héctor Aguilar Camín con Nexos.
No obstante, hay quien todavía vive con la inercia del pasado. Es de nuevo el caso de Monsiváis, quien durante este mes de mayo inundará literalmente la ciudad, luego de que para festejarle su 70 aniversario, el Gobierno del Distrito Federal decidiera imprimir su cara en las estaciones del Metro, el Metrobús, en papalotes, playeras y tazas. Y no sólo eso. También se reproducirán en camiones y bardas algunas de sus expresiones más celebradas.
Para quien crea que esto no es suficiente, también se transmitirán por televisión abierta cuatro cineminutos que contarán algunas anécdotas del autor de Amor perdido.
Sólo cabe hacer una pregunta: ¿dónde y cuándo se realizará el homenaje a Gonzalo Martré por su 80 aniversario? ¿alguien se acordó siquiera?
LOS QUE NO SIRVEN PARA ESTE OFICIO.
Ya lo dijo el reconocido periodista Ryszard Kapuscinski: “Los cínicos no sirven para este oficio”. El diccionario define “cínico” como todo aquel que actúa en contra de sus principios éticos y alardea de su forma de proceder.
Justamente algo que un periodista que se precie de serlo no debe hacer... pero que muchos hacen, creyendo que el cínico es el otro, no ellos.
Ahí está el caso de Raymundo Riva Palacio, quien con un pasado crítico y mordaz, terminó convirtiéndose en un simple empresario. Ahora, más que preocuparse por informar y criticar, lo que le quita el sueño son las finanzas del periódico que dirige.
Él mismo, al asumir la dirección de El Universal, mencionó su imposibilidad de seguir ejerciendo la crítica como hasta entonces.
Y otro ejemplo de la misma casa editorial. Los “periodistas” Estela Livera y Ricardo Alemán serán los conductores de un nuevo programa que se transmitirá por Televisión Mexiquense. Se titula ¿Y tú qué harías? y, según se dijo, tratará problemáticas sociales sin ningún tipo de censura. Ahora que Alemán es empleado de Enrique Peña Nieto, se antoja muy difícil que en el futuro leamos en sus artículos la más pequeña crítica contra el gobernador del Estado de México. Después de todo, sería hasta insensato morder la mano que le da de comer. Lo dicho: “Los cínicos no sirven para este oficio”.

19 mayo 2008

13 mayo 2008

Una pruebita de las fotografías que tomé durante los conciertos que se presentaron en Tajín. Fotógrafo en acción
Técnicos de sonido
Tras bambalinas