23 marzo 2009

Todo se lo debo a mi manager y a la virgencita de Guadalupe: El Ratón

El 23 de marzo, a las ocho de la noche, México perdió a uno de sus más grandes ídolos del boxeo: Raúl Ratón Macías, quien falleciera a los 74 años, víctima de cáncer de próstata.
Para mediados de la década de los 50 hubo un gran número de ídolos, lo mismo en la farándula que en el deporte. En los toros estaba la gallardía de Silverio Pérez, el Faraón; Joaquín Capilla en los clavados, mientras que Horacio Casarín hacía de las suyas en el futbol.
En cuanto al boxeo, vivía su época de oro y las grandes figuras ponían en alto el nombre de nuestro país. Ahí estaba el Tlacuache Medel, el Toluco López y el Pajarito Moreno, quien no hace mucho falleció en condiciones lamentables, durmiendo en un cartón en plena banqueta luego de ser un millonario excéntrico que encendía sus cigarros con billetes de 200 pesos.
Pero quizá el ídolo más grande de aquella prodigiosa generación sea el Ratón, quien cada que se subía a un ring paralizaba a todo el país, cuando las peleas del box se seguían por radio.
Originario del barrio de Tepito, el Ratón soñó con ser boxeador luego de ver a su ídolo Kid Azteca. Inició su carrera profesional el 1 de enero de 1953 con un nocaut ante Guillermo Sánchez, en Culiacán, Sinaloa, para una ascendente trayectoria que lo catapultó a la idolatría de la gente.
Una de sus peleas más recordadas es aquella que realizó en la Plaza de Toros México, el 26 de septiembre de 1954, con más de 55 mil aficionados presentes, cuando venció al estadounidense Nate Brooks.
Su última pelea fue ante Arturo Chocolate Zambrano en octubre de 1962 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, a la edad de 28 años de edad. Se retiró muy joven para evitar sufrimientos a su madre, quien se deprimía cada que veía a su hijo subir al ring.
Cosa rara entre los boxeadores mexicanos, el Ratón no bebía ni fumaba. Se le recuerda por la frase que repetía cada que ganaba una pelea: "Todo se lo debo a mi manager y a la virgencita de Guadalupe".