Pues resulta que muy emocionado llegué 15 minutos antes de que comenzará la presentación y justo antes de entrar al Club de Periodistas, vi parado en una esquina a Ultiminio Sugar Ramos. Estaba solo, como niño perdido. Al principio dudé si era él o no, pero la verdad es que un boxeador es reconocible a kilometros. Entonces lo saludé, le enseñé el libro que ni él mismo había visto y aproveché para tomarle algunas fotografías.
Son retratos que ahora atesoro como cada una de las cosas que tengo en mi cuarto... Ahora que soy un fan empedernido del box, realmente me hizo muy feliz tomar esas fotos. Gracias Ultiminio...