Hace una par de semanas viví un muy buen día por varias razones. Recuperé escenas que mi memoria había enterrado y realicé otras que quería hacer desde hace mucho, pero que por cualquier razón no había podido.
Una de ellas es que ¡tuve mi primera clase intensiva de ajedrez! La verdad es que me fue bastante bien. Coloqué yo mismo las piezas en el tablero, repasé el movimiento de cada una de ellas y ¡comencé mi primera partida!
Y entonces ocurrió algo mágico. Por primera vez no tuve ante mis ojos un escenario indescifrable de piezas y movimientos. No. Por un momento todo cobró sentido, cada pieza, cada nueva tirada. Todo se veía tan lógico y razonable, y sorprendentemente me escuché a mi mismo diciendo: "Si coloco este peón aquí, podría obtener tu alfil...mmm... no, mejor muevo mi torre y bloqueo tu peón...".
Obvio, luego de algunos minutos, mis piezas (las negras) fueron desapareciendo del tablero(también mágicamente) hasta que mi rey quedó totalmente cercado (ouch!) Perdí rotundamente el juego sin comprender absolutamente nada cuando mi oponente me decía sin piedad: "Jaque... mate".
Pero no me importó, pues había tenido mi primera partida de ajedrez... Seguramente la primera de muchas... Justo ahora repasaré la colocación de las piezas y los movimientos de cada una de ellas.
Gracias por la lección NC ...
1 comentario:
Hay que jugar!!!
Por cierto, ya leí tus textos. Lo hice ese mero día en el Metro.
El sábado que nos veamos te doy mis comentarios!!!
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