24 agosto 2010

¡Crónicas de vagos y gente sin futuro!

Un recorrido por los bajos fondos de la ciudad de México, donde sus protagonistas, tan disímbolos como dramáticos, recorren la urbe en medio de la miseria, la ilegalidad y la transa, es lo que nos muestra el escritor y periodista J.M. Servín (1962) en su más reciente libro: D.F. Confidencial. Crónicas de delincuentes, vagos y demás gente sin futuro, editado por Almadía.
Se trata de un conjunto de crónicas, ensayos y reportajes –resultado de una década de vagabundeo– que se adentran en la historia social reciente de la ciudad a través de dos aristas: la marginalidad y el periodismo policiaco, que en México vivió su esplendor en las décadas de 1950 y 1960 con publicaciones como Prensa Roja, Crimen y Alarma!
En estos relatos –redactados en el mejor estilo del periodismo gonzo, del que es afecto Servín– deambulan lo mismo prostitutas, borrachos, periodistas, asesinos en serie, políticos corruptos, cábulas y hasta un artista: el fotógrafo Enrique Metinides, quien por casi 50 años inmortalizó miles de escenas trágicas para el periódico La Prensa.
Los escenarios no podían ser menos elocuentes: cantinas, cabarets, cines pornográficos, hoteles sin estrella y calles solitarias de barrios populares. Pero que no haya confusión. No intenta ver el lado romántico de la ciudad que, por otro lado, no existe. J.M. Servín lo explica en entrevista claramente y no deja lugar a la duda:
“No se trata de una apología de los bajos fondos, ni tampoco de esa sordidez bohemia que tanto atrae a los intelectuales. Se trata, más bien, de un periodismo autorreferencial y testimonial que tiene como eje central la nota roja para entender mejor qué es lo que pasa en una ciudad como la nuestra.
“Podríamos decir que son crónicas de picaresca urbana, de ciertos ambientes que me parecen atractivos. En ese sentido, el libro no es propiamente de la ciudad de México, sino sobre un tipo de ciudad que yo padezco”, comenta el autor de Por amor al dólar y Revólver de ojos amarillos.
ILEGALIDAD Y ESTRIDENCIA
Y es que para el autor de Cuartos para gente sola, la gente puede vivir de muchas maneras la ciudad. Desde la que la ve como el ombligo del mundo, hasta aquella que observa una ciudad en donde no se sabe si se regresará ileso a casa, ya sea porque asaltan en los microbuses o porque se mete un individuo al metro y asesina a una persona inocente. “Las profundas contradicciones han hecho del Distrito Federal una ciudad estridente que es poco amable con el peatón”.
Para Servín es muy claro: la gran vocación de la ciudad es la ilegalidad en la que tanto ciudadanos como autoridades son cómplices.
“Todo esto propicia el florecimiento de subculturas en los linderos de lo proscrito en donde todos participamos de un modo u otro. Desde el ambulantaje, la venta de piratería, el narcomenudeo, peleas clandestinas o el tugurio como último refugio de una noche que uno no quisiera que terminara jamás.
“Ante esta realidad hay dos opciones: o te haces pendejo, dices que aquí no pasa nada y te vas con tus guaruras a la Condesa –porque también por allá están matando–, o enfrentas la realidad cada vez más angustiante que estás viviendo.
“Como puedes ver, esta investigación no se trató de ir a la Merced a hacer una crónica de macheteritos, o de meterme a una cantina para ponerme bien pedo y decir después que soy un bohemio, como hacía Renato Leduc. Con este libro trato de adentrarme en la vida social de la ciudad, pero a través de los bajos fondos”.
El resultado: un libro poderoso que, página a página, conduce al lector por los oscuros senderos de lo marginal, lo extremo, lo underground. Un libro intenso y vigoroso que con el título (D.F. Confidencial) rinde un homenaje al escritor estadounidense James Ellroy y a su obra L.A. Confidential, donde explora la historia negra de la ciudad de Los Ángeles.
VATICANO DEL TABLOIDE
Respecto al género de nota roja –despectivamente llamado amarillista– afirma que forma parte de una gran tradición editorial en nuestro país. Se explica: “La potencialización del periodismo industrial mexicano como producto de consumo masivo, dependió desde sus inicios de la nota roja y no de otro tipo de periodismo.
“Si te internas un poco en la historia social de este país, te puedes dar cuenta que la nota roja por ningún lado es un tema superficial ni banal, por más que así se le interprete. Lo que sucede es que hay una doble moral: si la lees en las publicaciones populares, entonces eres un morboso. En cambio, si la lees en los llamados “periódicos serios” o la ves en la televisión, te estás informando”.
Sobre cómo podría definir a la ciudad de México, responde contundente: “Es el vaticano del tabloide. Si un periódico vale la pena leerse es el de formato tabloide, ahí está todo lo que somos”, finaliza.
Juan Carlos Aguilar García

1 comentario:

Jesús Serrano Aldape dijo...

Pues es que la ciudad fascina por ser tan cabrona, la verdad comento acá el hecho de que enfrentarse a la urbanidad sí está cañón, y aunque lo veamos como algo cotidiano, no quiere decir que sea medio malévolo que asumamos tanta irracionalidad e inhumanidad como lo cotidiano. Correré a buscar el DF Confidencial, amigo, en realidad una gran pieza de periodismo tu artículo entrevista. Felicidades amigo.