“El género policiaco será el que defina a la literatura mexicana en las últimas tres décadas. Y es que, en términos literarios, es lo que se está escribiendo ahora en nuestro país y lo que están leyendo de nosotros fuera de México”, afirma en entrevista el escritor F.G. Haghenbeck.
“Si vamos a una librería y vemos las novedades, nos daremos cuenta de que la novela negra es el género que los autores están cultivando. En cuanto al extranjero, en Francia y Alemania nadie está leyendo de México otra cosa que no sea su novela negra”.
El mismo Haghenbeck es el mejor ejemplo de lo que dice: acaba de publicar El diablo me obligó (Suma de letras), una novela en la que reunió todas sus pasiones: las películas de Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, los cómics de Alan Moore y la música. “Me traté de alejar de los cánones de la novela negra. El resultado es una obra libre y disfrutable en la que no exorcicé a ningún demonio, fue puro gusto.
“Para mí hay dos tipos de escritores: los que escriben con letras, que cuidan que esté muy bien estructurada la gramática, y los que escriben con imágenes. Yo soy de los segundos, quizá porque vengo de escribir cómics”.
El diablo me obligó cuenta la historia de Elvis Infante, un ex convicto que se mueve entre las peligrosas y decadentes calles de East Side, Los Ángeles. Su forma de ganarse la vida es siendo “diablero” y sus clientes lo buscan para que capture demonios, querubines, ángeles caídos y demás seres sobrenaturales. Ahora está a punto de enfrentarse a un caso peligroso que pone en jaque su propia vida.
La historia se ubica en Los Ángeles, una ciudad con la que Haghenbeck tiene una relación de amor-odio: “Es una ciudad impersonal, fea, donde es difícil establecer relaciones. Podría ser una franquicia del infierno pero que a la vez se llama Los Ángeles; es el corazón del cine, pero lo único que no se ve ahí es el glamour que se evoca en las pantallas”, señala el también autor de Aliento a muerte y Trago amargo.
ANTÍDOTO
Respecto al género policiaco, dice que prefiere llamarlo “realismo mágico sucio” que sirve como espejo roto para mostrar la realidad que se está viviendo o como una metáfora de la violencia actual. “Es muy chistoso, pero cada vez que al país le va mal, al género negro le va bien. Durante el sexenio de Luis Echeverría, donde hubo una represión terrible, surgieron nombres como el de Paco Ignacio Taibo II, Juan Hernández Luna, Luis Spota. Es lo que se conoce como el neo-policiaco.
“Ahora, con esta nueva realidad que estamos viviendo, hay de nuevo un boom y hasta nuevas tendencias: el narco noir, con autores como Élmer Mendoza, Rogelio Guedea, Yuri Herrera y Martin Solares. Va a ser el género de las últimas tres décadas en México.
“Pero más que como reflejo, la novela negra sirve como antídoto para el país. Como dice Taibo II: ‘Me gusta leer novela negra mexicana porque ahí sí ganan los buenos. Ya nada más faltaba que en la literatura siguieran ganando los pinches malos’” (Texto y foto: Carlos Aguilar)
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