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Las Poquianchis, caso célebre |
En
medio siglo de existencia, Alarma! ha
traspasado las fronteras del periodismo policíaco y se ha insertado en la vida
cultural de nuestro país. Muestra de ello son las múltiples influencias que
este semanario ha tenido sobre escritores, periodistas, dramaturgos, cineastas
y músicos.
Las
creaciones son igual de diversas. Actualmente existen novelas inspiradas en
casos revelados por Alarma!, siendo
el más ejemplar el de Las muertas
(1977), de Jorge Ibargüengoitia, crónica inspirada en la historia de Las
Poquianchis. Además, existen canciones, cuentos, obras de teatro, pinturas o
estudios sociológicos.
EL MORBO ES LA
NOTICIA
A
50 años de su surgimiento, la pregunta es una: ¿Cuál es el aporte de esta
revista? Para el cronista Ignacio Trejo Fuentes su presencia es fundamental en
el periodismo mexicano, pues se ha dedicado a registrar con profunda exactitud las
tragedias que forman parte de la vida misma.
Dice
Trejo Fuentes: “La nota roja no la hacen los periodistas, los editores o los
dueños de los medios de comunicación. La nota roja la hace la vida. Es
indispensable que se den noticias policíacas, porque la vida no es una fiesta,
la vida no es color de rosa. Así que ni modo: los periodistas debemos estar ahí
y registrarla”.
Luego
se pregunta a sí mismo: “Porque, ¿qué es el periodismo? El periodismo es un
registro diario del palpitar del mundo. El análisis, la editorial o la
interpretación, son otra cosa. El periodismo, y esto es claro, se finca en la
nota informativa, y la nota, para bien o para mal, se finca en actos terribles.
“A
mí no me importa que un pastorcito encontró un arco iris en Nueva Zelanda. Pero
si me dicen que en Nueva Zelanda asesinaron a una niña de 13 años después de
haberla violado, eso es noticia, causa morbo. El morbo, como la vida, es la
noticia”.
KITSCH DE LA MUERTE
Para
el novelista y cronista Fabrizio Mejía Madrid, la importancia de Alarma! radica en que creó toda una
estética en torno a cómo presenciamos la muerte. Se convirtió, en palabras de Mejía
Madrid, en un marco de referencia de lo tétrico.
“Considero
que Alarma! tuvo una presencia
cultural muy importante a la hora de procesar, digamos, los cadáveres, y la
nota roja. Tan importante como las fotografías de Enrique Metinides, quien
también durante 50 años nos enseñó cómo se ve un muerto. 50 años de Alarma! me parecen de una importancia
crucial, que llegó al rock de la mano de Botellita
de Jerez o a la historieta con Hermelinda
Linda.
“Una
especie de kitsch de la muerte que en ese entonces, hace 50 años, estaba tan
alejada de nosotros y hoy, lamentablemente tan cerca. Y es que hoy, después de
todo lo que ha pasado en el sexenio de Felipe Calderón, esta importancia
cultural ha perdido peso. Los cadáveres se ven por todos lados. Se volvió
cotidiana la muerte, tanto como el prefijo “narco”: la narcofosa, el
narcocrimen.
Sobre
la estética de la muerte, el autor de Disparos
en la oscuridad abundó: “La estética de la muerte es una estética muy
vieja, muy antigua, donde, digamos, el encuentro con las vísceras, los
cadáveres y los esqueletos es un asunto de verte con tus iguales. También tiene
que ver con la manera de relacionarnos con la tragedia. Lo que nos iguala en la
suerte, en el destino, es la muerte. Mientras no te pase a ti, te exorcizas y
te congratulas”.
Respecto
al caso de Las Poquianchis, caso célebre de Alarma!
que dejó boquiabierto a la sociedad mexicana, señaló: “Ese caso es muy significativo
porque es nuestro A sangre fría de
Truman Capote. Es a lo que podíamos aspirar en ese momento, con eso policías,
con esos jueces, con esos testigos comprados. No es el origen, pero sí uno de
los inicios de la crónica policiaca en nuestro país”. (Juan Carlos Aguilar García)
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