02 noviembre 2011

¡Voces extrañas!

Cuando Adelfo, hoy de 13 años, sea un hombre viejo y tenga un pie en el umbral de la muerte, cuando su agonía esté llegando a su fin y esté listo para partir, en ese instante, único e irrepetible, Adelfo vivirá de nuevo la pesadilla…
Como ha ocurrido cada noche, cuando sus delirios se desatan y revolotean encima de su cabeza. La misma imagen una y otra vez: él y su hermano Alejandro corren por el monte. Es de madrugada y está muy oscuro. Lo único que ven detrás de ellos, a muy poca distancia, es a aquel hombre desquiciado que los persigue con un machete. Lo único que ven es a su padre que quiere asesinarlos…
Al final, Adelfo y Alejandro, de 11 años, resultaron ilesos. Tras permanecer escondidos alrededor de una hora, lograron burlar a su progenitor. Luego de asegurarse que no había peligro, pidieron ayuda a una vecina, quien al ver el deplorable estado en el que se encontraban los niños se imaginó lo peor.
La maltrecha apariencia de Adelfo y Alejandro era un reflejo de lo que ocurría con sus tiernas mentes, que desde entonces quedaron perturbadas.
"El niño tocó la puerta para pedir auxilio. Dijo que su papá había golpeado mucho a su mamá con un machete y que él tuvo que esconderse en el monte porque su papá lo venía correteando", contó la vecina Elizabeth Rangel Mar, quien dijo que pese a la urgencia, nadie tuvo valor para ir a la hacienda a esas horas de la madrugada del pasado sábado 29 de octubre.
RELATO TRÁGICO
Fue hasta las siete de la mañana cuando las autoridades acudieron a la hacienda, ubicada en la colonia Agropecuaria El Ojasé, a unos 20 kilómetros al norte de la cabecera de Salinas Victoria, en Nuevo León.
La familia, originaria de Xilitla, San Luis Potosí, vivía desde hace dos años en un cuarto que le proporcionaba el dueño de la finca que cuidaban.
El hallazgo fue espeluznante. No obstante que ejemplos de crímenes sanguinarios sobran en el país, nada comparable con lo que presenciaba la policía. ¿Qué diablos había ocurrido en ese lugar? El mismo autor de la masacre tendría las fuerzas para narrar todo a detalle.
Todo comenzó un día antes, el viernes 28, cuando la policía municipal detuvo a Roberto Morales Gómez, de 38 años, por agredir a su esposa. Sin embargo, algunos minutos después fue liberado a petición de la golpeada mujer.
No pasaron ni doce horas cuando Roberto comenzó a herir de nuevo a su esposa, sólo que esta vez su furia llegó a más y no dudó en ir por su machete. Comenzó la masacre. Uno, dos, tres… veinte cortes asestó a su esposa Guillermina Hernández Ortiz, de 30 años. Luego de terminar con ella, fue al cuarto donde estaban tres de sus cinco hijos.
A Israel, de nueve meses, lo intentó estrangular, provocándole un traumatismo craneoencefálico y un sangrado alrededor del cerebro. A Mariana, de dos años, la tundió tanto a golpes que le provocó una fractura craneal, mientras que Alberto, de seis años, presenta traumatismos múltiples.
Después intentó asesinar a Adelfo y Alejandro, quienes huyeron de la casa. Los persiguió por el monte y hubo un momento en el que estuvo a punto de darles alcance –vio como huían desesperados– pero al final lograron huir.
VOCES EXTRAÑAS
En su relato, Roberto aseguró que estaba maldecido, que una fuerza oculta lo llevó a acabar con su familia. Aturdido por todo lo que la voz le ordenaba, intentó suicidarse hiriéndose con su machete en el cuello, el tórax y el abdomen. Sólo quedó herido y al final fue internado en el Hospital Universitario.
Roberto fue intervenido quirúrgicamente y permanece grave, igual que sus tres pequeños hijos. En el estudio médico que le realizaron a este jornalero, se le diagnosticó esquizofrenia, con lo cual se explica “el embrujo” que padecía, según sus propias palabras.
Al final de su macabro relato, Roberto les dijo a las autoridades que él quería mucho a su familia, pero que decidió matarlos para que nadie en este mundo les hiciera daño.
No mentía, en verdad los amaba, sólo que quiso protegerlos de peligros que sólo existían en su mente enferma…
ALUCINACIONES, DELIRIOS Y TRANSTORNOS...
La esquizofrenia es un diagnóstico psiquiátrico en personas con un grupo de transtornos mentales, crónicos y graves, caracterizados por alteraciones en la percepción de la realidad. Una persona con esquizofrenia, por lo general, muestra un lenguaje y pensamientos desorganizados, delirios, alucinaciones, transtornos afectivos y conducta inapropiada.
Algunos estudios sugieren que la genética, defectos durante el neurodesarrollo, el entorno durante la infancia o procesos psicológicos y sociales son factores importantes que pudiesen contribuir a la aparición de la esquizofrenia, aunque a ciencia cierta nadie lo sabe. Ciertos medicamentos y el uso recreativo de drogas parecen causar o empeorar los síntomas.
Debido a que este padecimiento incluye varios trastornos y no uno solo, en 1908 el psicólogo suizo Eugen Bleuler sugirió la palabra “esquizofrenias” para referirse a una división de los procesos psíquicos consistente en la pérdida de correspondencia entre el proceso de formación de ideas y la expresión de emociones.
Los síntomas iniciales son sentirse irritable o tenso, dificultad para dormir y dificultad para concentrarse. A medida que avanza la enfermedad, se presentan problemas con el pensamiento, las emociones y el comportamiento, como falta de emoción (afecto plano), creencias o pensamientos falsos que no tienen nada que ver con la realidad (delirios), escuchar, ver o sentir cosas que no existen (alucinaciones), tener un pensamiento desordenado y aislamiento social.
Los médicos diferencian al menos tres tipos de esquizofrenia. La “paranoide” en la que el paciente muestra ansiedad, enfado y delirios; la “desorganizada”, en la que el paciente tiene problemas para pensar y expresar ideas, además de que muestra poca emoción y tiene un comportamiento infantil; y la catatónica: en ella hay poca actividad, los músculos y la postura están rígidos y llegan a tener expresiones faciales extrañas. No suelen reaccionar mucho hacia otras personas. (Juan Carlos Aguilar García)

No hay comentarios: