“Ya estoy cansado de hacer maldades, ya estoy cansado de huir. Soy joven
y quiero cambiar”, dijo, con apenas un hilito de voz, Jaime Cárdenas Pardo al
periodista Víctor Hugo Hevia, quien pudo entrevistarse con él luego de que la Fuerza
Especial de la Lucha contra el Crimen de Bolivia lo capturara fortuitamente tras
dos años de intensas búsquedas.
En un momento de buenos deseos, de querer borrarlo todo y empezar de nuevo, mencionó que trataría de concluir la escuela y después, tal vez, estudiar medicina. “Quiero ser útil, he hecho mucho daño”.
No mentía. A sus 23 años era dueño de un terrible historial delictivo. Alcohólico, drogadicto, golpeador y asaltante, Jaime –a partir de ahora el Jimmy– es también el frío asesino de 45 personas.
De ese cúmulo de crímenes, dos despertaron el miedo más profundo de todo un país por la saña con la que fueron cometidos: los asesinatos, el 9 de octubre de 2009, de dos estudiantes universitarias: Nairobi Alexis Muñoz Siles, de 21 años de edad, y Marfa Delgado Rosso, de 20.
Las agredió sexualmente y, con un resentimiento que no pudo controlar, les desfiguró el rostro a punta de cuchillo; según el forense, también les propinó golpes en la cabeza con una roca. Finalmente las asesinó y abandonó los cuerpos, los cuales fueron hallados dos días después ante el desconcierto de las autoridades. No daban crédito. Una bestia andaba suelta y había que capturarla lo antes posible.
Sin embargo, tuvieron que pasar dos años antes de que la policía lograra su captura, tras un fortuito accidente.
En un momento de buenos deseos, de querer borrarlo todo y empezar de nuevo, mencionó que trataría de concluir la escuela y después, tal vez, estudiar medicina. “Quiero ser útil, he hecho mucho daño”.
No mentía. A sus 23 años era dueño de un terrible historial delictivo. Alcohólico, drogadicto, golpeador y asaltante, Jaime –a partir de ahora el Jimmy– es también el frío asesino de 45 personas.
De ese cúmulo de crímenes, dos despertaron el miedo más profundo de todo un país por la saña con la que fueron cometidos: los asesinatos, el 9 de octubre de 2009, de dos estudiantes universitarias: Nairobi Alexis Muñoz Siles, de 21 años de edad, y Marfa Delgado Rosso, de 20.
Las agredió sexualmente y, con un resentimiento que no pudo controlar, les desfiguró el rostro a punta de cuchillo; según el forense, también les propinó golpes en la cabeza con una roca. Finalmente las asesinó y abandonó los cuerpos, los cuales fueron hallados dos días después ante el desconcierto de las autoridades. No daban crédito. Una bestia andaba suelta y había que capturarla lo antes posible.
Sin embargo, tuvieron que pasar dos años antes de que la policía lograra su captura, tras un fortuito accidente.
PSICÓPATA
ASESINO
¿Quién es el Jimmy? ¿En verdad es el autor de todos los crímenes que él
mismo se adjudica? Nadie sabe las respuestas. La única verdad es su perfil
psicológico, que lo describe como un “asesino psicópata serial confeso” con
transtorno antisocial de personalidad.
Por eso, cuando la prensa dio a conocer que había logrado escapar, los bolivianos
volvieron a vivir la pesadilla. Ahí estaban en la memoria colectiva los rostros
ultrajados de las dos inocentes jovencitas. La pregunta sigue en el aire:
¿Quién es el dichoso Jimmy?
Todo comenzó algunos años atrás, desde el día mismo de su nacimiento. Es
hijo de padres divorciados y tiene nueve hermanos. Desde los once años comenzó
a beber alcohol y a los 14 ya había probado la marihuana y la cocaína, a las
cuales se hizo adicto rápidamente.
Según su propia declaración, comenzó a robar para llamar la atención de
su padre y de su madrastra, lo cual, evidentemente, no funcionó. Lo que sí
consiguió fue relacionarse con pandilleros a los que también les gustaba beber.
Así, a los 14 años Jaime se convirtió en “El Jimmy”. Su primera víctima
fue un hombre al que le robó el celular. Después, a los 19 años, asaltó a otro
individuo para robarle su lap top; a éste lo asesinó.
Fueron años de mucho alcohol y drogas. De asaltos y dinero fácil. Una
espiral de violencia que no podía haber acabado bien. Por aquellos años planeó
asaltar a las dos mujeres universitarias, pero algo salió mal y tuvo que
asesinarlas.
Entonces, sin pensarlo, corrió sin rumbo fijo, dejando tras de sí un
pasado que no le ofrecía nada bueno. Corrió hacia su futuro, que se antojaba
promisorio: en poco tiempo tendría dinero suficiente para mantener a su hijito
y con la posibilidad real de abandonar la vida delictiva.
ESPIRAL DE
VIOLENCIA
Mas nada de esto ocurrió. El novio de una de las universitarias que
asesinó, planeó una venganza funesta: en agosto de 2010 mataron a su hijito con
una puñalada en el pecho.
Con lágrimas en los ojos, dijo el Jimmy: “Cuando salió a la tienda, lo
subieron a un auto para matarlo. ¿Qué corazón pueden tener para matar a un
niño?”. Su respuesta no fue menos sangrienta: por esa causa asesinó a 15
personas de diferentes ciudades de Bolivia, las cuales, sumadas a las que había
ultimado anteriormente, rebasan las 40.
En febrero de 2011 fue aprehendido y sentenciado a 30 años de prisión. Dijo
estar arrepentido por todos sus actos e incluso señaló que comprende a los
familiares de la víctima que pidieron su muerte. “En Bolivia debería haber la
pena de muerte, porque yo soy muy impulsivo. Pasa algo y sólo quiero hacer
daño”.
Ante la pregunta del periodista Hugo Hevia sobre la furia con la que
actuaba, dijo: “Siempre he actuado con violencia porque me drogaba. Desde que
consumí cocaína me volví más impulsivo, pero ahora ya no soy dependiente.
– ¿Tu familia, qué piensa?– preguntó Hevia.
–Mi padre no quiere saber nada de mí. Tengo nueve hermanos y yo soy la
oveja negra.
–Te enviarán a la cárcel de Chonchocoro. ¿Qué piensas?
–No me asusta la cárcel. No importa el tiempo que pase, pienso cambiar mi
vida. Trataré de terminar el colegio y después quiero estudiar medicina.
Después de su sentencia, el Jimmy fue trasladado al penal de San Roque.
La idea era trasladarlo lo antes posible a un penal de alta seguridad; sin
embargo, esto nunca ocurrió. El Jimmy huyó de aquella pequeña prisión, al
parecer con la complicidad de las autoridades.
Él mismo lo advirtió: “Estoy arrepentido. Además, me cansé de huir, pero
si me da la gana me escapo”.
Ahora las autoridades bolivianas lo buscan por mar y tierra. Han
difundido por radio y televisión su perfil psicológico y su fotografía: “Hombre
peligroso escapó de prisión”, vociferan los conductores de noticias. La gente
habla, la gente juzga: “¡Mátenlo, mátenlo!”, “¡Monstruos como él no deben
existir!”.
Mientras, en algún lugar despoblado, un muchacho de apenas 25 años corre
desaforado. Intenta huir de su propio destino, pero no hay manera. “Jimmy,
detente, no corras, no tiene caso”. Pero Jimmy no escucha y hace un último
intento. Corre sin disminuir el ritmo, sabe que es su última oportunidad…Corre,
corre, corre… (Juan Carlos Aguilar García)
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