Aquí algunas imágenes de mi cuarto, donde puedo pasar horas y horas sin sentir el menor atisbo de hartazgo. Cuando me encuentro en casa, básicamente es el único lugar en el que estoy. Todavía me da orgullo contar que una vez ¡estuve tres días enteros ahí! Apenas salí para mis necesidades básicas (el baño está a un metro), pero fuera de eso, todo el tiempo lo viví ahí.
Aquí leo, veo películas, reviso fotografías, hablo por teléfono, duermo y hasta como. (¿Les he platicado que un día encontré entre las sábanas de mi cama una galleta vieja que llevaría ahí como dos meses?)
En mi cuarto nadie entra, absolutamente nadie, está prohíbido. A no ser que sea algo muy, pero muy especial. Como alguien que me ofrezca gratis su colección completa de cine sangriento, libros de fotografías o un animal disecado (creo que voy a empezar a buscar la cabeza de un venado para colgarla, se vería linda). Fuera de eso, siempre se encontrarán con la puerta cerrada y con un enorme letrero que dice "No molesten".
Como pueden ver, mi habitación está llena de cosas. Libros, películas, ropa y muchos juguetes. ¿Que qué edad tengo? Bueno... ejem.... eso no es importante, o qué, no que todos llevamos un niño dentro. Yo tengo uno disecado, eso cuenta ¿no?
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