07 marzo 2012

¡72 migrantes!

La imagen es brutal: decenas de cuerpos de hombres y mujeres lucen amontonados en el interior del rancho El huizache, en las inmediaciones del municipio de San Fernando en Tamaulipas. En su intento por llegar a Estados Unidos fueron interceptados por un grupo de Zetas. El saldo: 72 migrantes muertos. Todos inocentes.
72 migrantes –58 hombres y 14 mujeres– provenientes de Ecuador, Brasil, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.
Según declaraciones del migrante ecuatoriano Luis Freddy Lala Pomavilla, a quien creyeron muerto y que logró salir vivo de la masacre, los delincuentes les ofrecieron trabajo como sicarios. Como se negaron, la orden fue asesinarlos a todos. Era el lunes 23 de agosto de 2010. Dos días después la noticia hizo especial eco en los hogares de México y Latinoamérica.
Entonces miles de madres mostraron abiertamente su angustia. Fue el rechinar de dientes. ¿Cómo aceptar que un hijo pudo haber sido asesinado en tales condiciones? “Que la virgencita de Guadalupe esté contigo”. “Tres días y no se comunica…”.
ALTAR VIRTUAL
Tras la tragedia, la Procuraduría General de la República inició una averiguación previa, mientras que el gobierno de Ecuador exigió a México protección especial para Freddy Pomavilla. Temían por su seguridad. Un año después, los resultados de la PGR eran nulos. Ni una pista de los responsables de los 72 crímenes.
Y mientras, decenas de madres, fatigadas de tanta angustia, querían saber sobre el paradero de sus hijos. Gritaban a los cuatro vientos sus nombres y apellidos. Se negaban a que fueran una cifra más de esta vorágine de violencia en la que está atrapado nuestro país. Eran todas personas honradas que querían tan sólo una oportunidad en esta vida y que desde luego no tuvieron.
Precisamente con el propósito de mantener en la memoria la muerte de estos 72 migrantes centroamericanos, la periodista Alma Guillermoprieto se propuso construir un altar virtual para recordar a esas víctimas.
Así que convocó a escritores y periodistas a hacer un perfil de cada migrante asesinado, que puede leerse en la página http://72migrantes.com/. El sitio cuenta con todas las características de un altar convencional; incluso, los visitantes pueden dejar una rosa o depositar un donativo si así lo desean.
Al poco tiempo, se hizo un altar sonoro, producido por radio UNAM, y posteriormente el libro 72 migrantes, en el que 72 autores esbozan la vida de esos hombres y mujeres. El objetivo: humanizarlos, darles nombre. Contar un poco sobre su vida, sus anhelos, sus sueños.
El periodista Alejandro Almazán, uno de los autores de este proyecto, dijo que “el libro se realizó con la intención de no olvidar no sólo a estos 72 migrantes, sino a todos los migrantes que pasan diario por nuestro país. Creo que si la gente se asoma un poquito al libro se va a dar cuenta no sólo de la muerte que sufrieron, sino también de todo lo que dejaron atrás, sus vidas, sus sueños rotos”.
Algunos de los coautores del proyecto son Elia Baltazar, Marcela Turati, Elizabeth Palacios, Diego Osorno, Jorge Volpi y Guillermo Orozco. Las regalías de “72 migrantes” –editado por Almadía y Frontera press– son donadas al albergue del padre Alejandro Solalinde en Oaxaca. (Juan Carlos Aguilar García)

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